Nos conocimos en Marzo de 2004 en la inauguración de nuestra exposición IDENTITY DREAM en la galería de arte Carmen de la Guerra en Madrid. Desde el primer momento una corriente de simpatía nos unió. Después nos hemos visto en La Fábrica (organizan Canarias Crea un proyecto del Gobierno de Canarias que se realiza en Madrid) donde ejerce como Coordinadora de Proyectos, en otras inauguraciones y por supuesto, más relajadamente en terrazas donde poder mitigar el enorme calor de este verano, alimentando nuestra amistad mientras fabulamos con mil proyectos.
Impresión sobre arte y tecnología, por Laura Cañete
No las tenía todas conmigo cuando Montse y Joseba me pidieron este texto y ciertamente, sigo sin tenerlas. Primero, porque no soy una especialista en el tema y segundo, porque en última instancia, me estaban pidiendo que escribiera sobre algo que aún no se puede ver con una perspectiva objetiva. Pero como soy una osada, he decidido aventurarme a compartir con vosotros algunas impresiones sobre cómo las manifestaciones artísticas en las que nos vemos envueltos en éste ya siglo XXI coquetean con las nuevas tecnologías inventadas en el siglo pasado. Me imagino multitud de tanteos sin respuesta definitiva. Tantos proyectos, ideas o métodos como países o artistas trabajando en ellos. Todos perdidos, angustiados... en busca de un arte total en un mundo desconocido y frío, donde por sistema no cabe emoción ni pasión. La máquina es productora del arte. Y es que nos enfrentamos a un lenguaje híbrido y deshumanizado, al que le han arrebatado cualquier muestra local.
Recuerdo cuando tuve la suerte de colaborar en la primera exposición de net art, término que viene a describir la actividad artística en la red- que se realizó en ”La Casa Encendida” en Madrid y me facilitaron el listado de artistas participantes. El marco de selección lo acotaba el término Latinos y eso es nada. Así que la única fórmula posible de agrupación y elección de artistas era la geográfica: sólo artistas que vivieran o trabajaran en España, Latinoamérica o Portugal. Lo mejor de todo fue que podrían haber sido de cualquier otra parte del mundo, del lugar más recóndito que puedan imaginar y hubiera dado lo mismo, porque si algo caracteriza el net art es la pérdida de todos los valores que hasta ahora venían rigiendo el mundo del arte. Individualismo, intimismo y en definitiva, concreción ... se pierden a favor de las máquinas y las llamadas nuevas tecnologías. Lo local se vuelve global en pro del universalismo. No existen fronteras, tampoco entre lo público y lo privado...
Lo que el artista quiere expresar aparece en la pantalla de forma tan correcta que pierde la armonía humana, esa armonía cargada de pequeños errores que a nuestros ojos es tan perfecta. Irrumpen las computadoras y borran toda huella, cualquiera puede ser el creador de cualquier obra, a veces incluso el espectador puede interactuar modificándola. Muerte al autor (esto me gusta). El artista asume y a la vez pierde todos los papeles: emisor, receptor, distribuidor... Todo esto no deja de sorprender, se abre un mundo nuevo y desconocido que te empequeñece como en los cuadros de Friedrich. Y es que soy incapaz siquiera de intuir los límites de este universo a través de la red. Me pierdo y me altero porque no entiendo, y lo que veo, las más de las veces, me angustia. No sé qué debo sentir, tal vez perdí la sensibilidad, puede que nunca la tuviese.
© Laura Cañete. Historiadora del Arte
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