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Textos:
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<< Karin Ohlenschläger
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<< Vicente Matallana
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<< Angela Martínez
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<< Eva Galatea
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<< Esther Rebollo
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Nos conocemos este año tras una sucesión de contactos (Mª Angeles de Astro nos conduce a Nacho de proyectos para el Festival de Benicàssim y éste a Vicente Matallana). Quedamos en su increíble estudio en el centro de Madrid. Encuentro apresurado ya que parte al día siguiente para New York. Sin embargo, tenemos tiempo suficiente para conocernos y establecer las líneas de colaboración. Estas empiezan a concretarse en este catálogo y nuestra participación, el próximo año, en una exposición organizada por él en New York.

Industria, por Vicente Matallana

Podemos considerar que han pasado 10 años desde el inicio de las prácticas artísticas y creativas en Internet consecuencia del inicio de la popularización del mismo lo que ha generado una difusión sin precedentes del arte electrónico cuando no la acuñación del mismo término. Esta redondez de número obliga a toda una serie de recopilaciones, revisiones y debates sobre la existencia, curso y resistencia de lo que se prometía como el arte más innovador del final del siglo XX y principios del XXI. Con toda la carga emocional y afectiva que conlleva una ruptura de este tipo desligándonos del constructo burgués del sistema artístico; lo de la compra venta y su storage o colección así como de toda la cadena de mando, incluso. Nos las prometíamos felices.

En el marco de las revisiones que esta década en la brecha impone, no debería faltar una revisión o estudio del modelo no sólo económico sino metodológico a seguir, ver como subsistir de esto o por lo menos como poder rentabilizar un esfuerzo hasta el mínimo de que no sea ruinoso económicamente, cuando no espiritualmente.

No obstante parece que 10 años después se ha tirado la toalla en la búsqueda de un modelo más innovador de trabajo al margen de la actividad en el estricto mundo del arte; perdida la batalla se intenta volver al redil incluyéndonos de nuevo en los métodos y objetivos del sector. Seamos claros, objetos a la venta o vendibles, paseos por las galerías y ahora la búsqueda de la integración en el espacio museístico e institucional. Hecho.

Ello conlleva un progresivo abandono de las prácticas más experimentales tanto desde el punto de vista conceptual como del técnico; estas prácticas serán poco viables si no volvemos a realizar un giro a la modernidad de estratégias, posiblemente más arriesgadas, alejándonos de las prácticas estrictas del mercado artístico, generando una alianza y vinculación con la industria, las corporaciones y desarrollando nuestros propios espacios naturales de trabajo virtual y real. Asumiendo una situación estructural bastante mejorable desde la estrategia y gestión como sector. Mea culpa.

Esta vinculación con la industria, los efectos mediáticos y otros aspectos que acerquen a los creadores a la realidad social y económica posiblemente puedan resultar escandalosos en nuestro occidente-centrismo, en el que nos manejamos sin ningún pudor esgrimiendo etiquetas de alta y baja cultura, lo que nos hace
subsistir entre la búsqueda de viabilidad y el terror a la popularización. Rodeado de una nebulosa de El pensamiento electrónico aporta, se sumerge en su visión utópica y distópica; en su reflexión en busca de la esencia de la tecnología, Heidegger la redefinió como algo que va más allá de lo meramente instru

términos como comunidad, activismo, alternativo etc., que pierden su significado dentro de un marco de sálvese quién pueda. Pero seamos concientes de que el contacto estrecho con la industria será intelectualmente productivo; asumámoslo, no es sólo un tema de ciencia ficción, el mundo está en los laboratorios de las corporaciones. Bastaría una mirada a Japón donde los artistas se hayan claramente implicados en la industria. Valgan como ejemplo el equipo de diseño del nuevo Aibo, o el software de correo electrónico PostPet de Kazuhiko Hachiya. Curiosamente en un país en el que podemos decir que el coleccionismo privado no existe, un país con el “sistema perfecto de clases medias” cuyos “artistas” nos hacen obras al gusto gaijin. Desde los aspectos mediáticos a la colaboración con en el proceso industrial, desde sus aspectos más púramente experimentales al diseño. Consideremos PostPet como una nueva forma de establecer el diálogo con lo cotidiano. Aun cuando otras propuestas industriales/experimentales de Kazuhiko Hachiya hayan sido algo más accidentadas.

Una de las recién estrenadas máximas de LaAgencia reza “no puedes correr en rallies y estar en contra de los fabricantes de coches”.

Siempre se plantea un dilema casi místico entre los creadores, curadores, y algún que otro agitador mediático artístico al abordar el tema de trabajar directamente con la industria diferenciando, de una forma casi infantil, entre empresas buenas y malas; el capitalismo, y esta forma de ultra liberalismo tecnológico, para que nos entendamos, se lo tienen muy bien montado.

Pero sin entrar en discusiones sobre si en la Antártida hay empresas, tecnológicamente y muchas veces conceptualmente, las corporaciones están a la vanguardia del mundo actual, del mundo futuro, para bien o para mal. Su compañía puede proporcionar un compañero que no sólo dote de una realidad económica al sector sino que plantee retos desde su perspectiva intelectual que nutra nuestro trabajo. Seguro que Linda Lee ya trabaja para ellos, aunque no sepamos si en Shinjuku o en alguno de los arrabales de Bangalore.

Desarrollar para ello una estratégia de acercamiento y colaboración marginando los miedos mutuos con la implicación de las entidades gubernamentales tecnológicas mediante programas de ayuda directa en hardware y software, el apoyo a la exhibición y difusión y programas de becas, compensación en branding y PR, han de tender un puente de confianza donde compartir conocimiento, buscar juntos.

La idea de laboratorio, real y virtual, como base de diálogo con la industria surge como plataforma idónea.  Esta nueva estructura (digo nueva en el sentido de futuro desarrollable) creativa, centrada en la dotación de medios para posibilitar el trabajo a los creadores será realmente efectiva con una implicación de la industria y vinculando en la interlocución de las secretarías o ministerios de industria y tecnología. Establecer con valentía las bases para nuevos caminos del arte; para las nuevas tecnologías.

Olvidar los miedos, mútuos. Tender puentes sin recelos, propios de un pequeño burgués temeroso ante el futuro. Saltar; allí no existe el allí. Nuestros queridos anfitriones con ciertas maquinitas que hay por ahí, harían maravillas.

© Vicente Matallana. Dirige desde 1998 LaAgencia, productora independiente de arte y nuevas tecnologías, desarrollo eventos y festivales, trabajos de gestión y desarrollo para empresas y organizaciones como ARCO, feria de arte contemporáneo de Madrid,  Rhizome.org. o el Festival Internacional de Benicàssim. LaAgencia desarrolla su trabajo entre Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Igualmente pertenece al ThinkTank Satellite5 con base en Nueva York